La exquisitez de lo simple

Lo simple es bello por naturaleza. El mono de nuestro interior se sigue saciando con un simple trozo de pan. Nos seguimos maravillando por el efecto de las luces rojas, pero no sabemos diferenciar el tabaco de una palmera. Seis látigos, tres círculos, y veinte muñones es suficiente para derretir las tardes del impresionismo. Nunca corres lo suficiente cuando vas en bicicleta y las alarmas suenan siempre dos veces. La bolsa sube los jueves, pero se le olvidó el capital. La edad de la piedra nos deja desolados. Al fin y al cabo el extremo de lo simple es lo transgresivo y duro como una roca. Y gracias por tan poco. 

El tiempo nos ha agitado tanto que he perdido la estrella, la que iba desde mi silencio a tu sonrisa. Ya no siento esa irritante sensación que iban de tus celos a mi prisa, he perdido la guerra, ya no hay frentes que vayan de mis tropas a tu conquista, ya no lucho, por que no me puedo permitir de nuevo ir de la promesa a tu mentira, y no puedo volver a verte, por que si lo hago, seguramente, no pueda evitar caer, del cielo a tu pecado.

La quiero por que es libre

Pelo negro, amargo como el café. Caderitas pequeñas, de las que mis manos pueden cubrirla entera. Labios rojos, del mejor rojo que jamás he conocido. Y romántica.
Sabe ver la poesía en los trozos de tierra que caen de las macetas, sabe pegarse a las raices y sabe ser flor en un desierto.
Clara, transparente, límpida, cristalina, mas que un muro de hormigón en pleno camino.
Y su piel, esa piel, que en antaño fue dura, amarga como hiel, pero que con el tiempo ha sabido sacarle el sabor a miel.
La quiero por que es libre, la amo por que sé que no puedo tenerla, que no puedo cubrirla con mis manos, que su carmín no manchará mi ropa, que jamás tendrá versos para mi, que nuestros pies no se enredarán bajo ningún manto de estrellas y que tampoco podré ver sus pétalos.
Pero que me gustaría poseerla alguna de las noches en las que se le ve el ombligo.

Calor

Si estamos predestinados, seré para ti un auténtico enamorado,

de los que creen en los detalles, de los que escuchan tus sonrisas.

Será como amarnos a fuego lento, será como hacerlo pero sin prisa.

Quiero destaparte y dejarte el alma desnuda,

tumbarnos en la noche estrellada y que el cielo nos cubra.

También hablaremos la lengua de las mariposas,

Tú vuelas y despliegas tus alas, yo repito gritando: ERES HERMOSA.

Quiero que seas el menú de todos mis días, para así poder cocinarte,

pues el amor que conozco contigo no se encuentra en ninguna parte.

y beber de tus ojos, y de tus besos hacer el mas rico entrante.

Hacerte el amor será el mayor delirante baile,

pues escribiré poemas en tu espalda hasta que amanezca,

Caminaré tanto con mis dedos sobre ti, que parecerás escrita en braille,

y tener nuestro jardín donde plantar el futuro y ver que la hierba crezca.

Y poder llamar libertad a estar atado a tus cadenas, 

que envenenes mi cuerpo con el movimiento de tus caderas.

Y juntos recorrer caminos que no nos lleven a ninguna parte,

serás mi amor, serás mi mayor obra de arte.

Pero en el otoño de nuestra vida, con las pieles arrugadas

cuando perdamos la memoria por la senectud, sabré encontrarte

y viajaremos en el barco del amor, con las velas desplegadas

será como un cuento de infinito amor escrito por García Márquez.

Estas tan lejos, pero te siento tan cerca. Te pienso en cada segundo, te imagino abriendo mi puerta, diciéndome que vienes para quedarte, que tendré mi rinconcito para amarte. Imagino tantas cosas que haré una lista para no dejarme ninguna.

Tu risa, tus ojos, tu boca,
es la poesía que tu cuerpo evoca.
Tus cicatrices, tus hoyuelos, tus lunares,
si me amas en esta vida te llevaré por el mundo y sus lugares.
Tus manos, tus dedos, tus labios,
podría dictarte de memoria cada uno de estos párrafos.
Tu piel, tus pupilas, tus venas,
me tiraría toda esta vida escribiéndote poemas.
Tu pelo, tus cejas, tu espalda,
solo tú eres mi angel de la guarda.
Tus pies y tu voz gritando rebeldía.
Amor mio, toda tú eres poesía.

De mi sed nace el hambre de ti (o "Historia de un beso con prisas").

Me gustan las noches que empiezan con una cerveza y acaban en tus labios,
las noches que pasan como estrellas fugaces en un mar de oleaje extraño.

Me apetecen los días en los que nuestras miradas distan un segundo,
en los que tus ojos crean un mundo donde me miras fijamente.

Me encantaría que mis manos te quitasen la ropa, que mis palabras anulen excusas,
me gustaría tanto que bebería de tu copa y te hablaría en la lengua de las mariposas.

Me moriría por partirte los labios con un beso, y también por compartir penas.
Querría ser, a tu cuerpo, preso; esclavo al ritmo de tus caderas.

Y en ese momento entra el viento y desgrana tus labios en ceniza.
Solo quería tener ese momento, pero todo pasa demasiado deprisa.

21 de enero.

Y fue un 21 de enero cuando nuestras miradas se cruzaron después de tanto tiempo. Llevaba veinticinco años, ocho meses y veintiún días sin saber de ti. Y por fin apareces.

Nos quedamos callados, mirándonos fijamente hasta que tu risa explotó debido a que una de mis cejas se quedó mas elevada que la otra. Desde entonces el tiempo se ha detenido, y el espacio se ha quedado reducido a unos ojos, una sonrisa y un viaje que ansío con toda mi alma.

Y vuelve a renacer la llama del amor, y lo hace a fuego lento, mientras los dos nos derretimos bajo el mismo ungüento. He de decirte que entre lo contingente, me resultas necesaria, tanto como el suspiro que sopla mis emociones varias. Vamos construyendo nuestra casita en situación precaria, haciendo reparaciones donde sean necesarias.
Aquí ya pueden estar en mi futura tumba esperándome mil epitafios, que yo quedaré clavado, esperando el verso de tus labios.

Me encantas, por todos los ápices y vértices que forman las arrugas de tus ojos cuando sonríes.
Me muero cuando abres la boca y desgarras el silencio, pues tu melodiosa voz lo hace perfecto.

Ahora solo espero a que tu aliento despeine mi pelo, a que tus manos se hagan sentir en mi espalda, a que tu voz me despierte por las mañanas...